No todas las sorderas infantiles se detectan al nacer. Pueden presentarse a lo largo del desarrollo como sordera progresiva y de desarrollo tardío o como sorderas adquiridas. Por ello, es necesario vigilar en el seguimiento pediátrico, en el entorno familiar y en el ámbito educativo, algunos signos de alerta que ayudan a detectar pérdidas auditivas, que pueden pasar desapercibidas.
Se incluye una Tabla con los Signos de Alerta entre los 6 meses de vida y los 15 años.
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